Mosquitos
y hombres bajo la lupa
Santiago Aizarna
(04/05/2012)
(Extraño
investigador. Jon Obeso ofrece algo más de lo que generalmente suele
haber en una novela estándar en estos tiempos tan estandarizados)
Aun
cuando no se trata de otra cosa que de un mero arrequive ornamental
que nada especial signifique en el plano creativo, lo cierto es que
una narración situada entre las citas de Gombrowicz y de Bernhard y
que finaliza con otra de Sartre, nos está llamando a un tiempo de
atención y espera; a considerar, desde el comienzo, de que puede
haber algo más de lo que generalmente suele haber en una novela
estándar en estos tiempos tan estandarizados y con predominio de
hechos históricos, muchas veces tan vilmente novelizados. Quiérese
decir, con esto, que, en el previo trabajo de elegir una cita de
cierto calibre, hay, generalmente una autoexigencia de cumplimiento
de objetivos señalados, y aún mucho más cuando la primera de
ellas, la de Gombrowicz, nos invita a adentrarnos en el problema, tan
filosófico como biológico, del “otro hombre”; con Bernhard, en
la necesaria maravilla tan sabida de los tres puntos de apoyo no en
línea recta que todos necesitamos para asentarnos, y, en cuanto a
Sartre, y ya que de mosquitos (aunque no tanto de moscas iremos
leyendo curiosos pasajes a lo largo de las páginas de esta novela),
qué menos que solicitar una pequeña memoria de su obra Las
moscas,
y de su visión de Argos, con “moscas más acogedoras que las
personas”. Y, claro está, por supuesto, que escribiendo lo que en
estas líneas anteriores queda escrito, no se hace otra cosa que
perder el tiempo al tener obra tan sondeable donde penetrar.
Estamos
pues ante una obra, diría yo que muy distinta a las comunes, de Jon
Obeso (san Sebastián, 1970), licenciado en filosofía y diplomado en
psicología por la UPV, con amplia obra literaria en su haber tanto
en el género poético como narrativo, y que, por ésta, ha sido
galardonado con el XVII Premio Lengua de Trapo. Una obra que, al menos
para los que desconocíamos su anterior trayectoria, resulta
sorprendentemente agradable en varios aspectos (aunque para muchos,
seguramente, muy desagradable por el escenario escogido). En muy
breves capítulos, numerados del 1 al 37, nos va dando el autor una
serie de impresiones acerca de algunos “habitante de los concejos
que se extienden entre los valles de Allín, Guesálaz y Yerri”,
pertenecientes a la Merindad de Estella. En algún lugar de alguno de
esos lugares, se sitúa un extraño investigador que, en primera
persona, nos va dando noticia del trabajo que se ha propuesto
desarrollar: “registro, a diario, generalmente a partir de
distintas franjas horarias nocturnas del amplio espectro sonoro del
más común de los insectos dípteros del suborden de los
nematóceros; los apenas perceptibles matices del zumbido producido
por el aleteo vertiginoso de un par de membranas”, pero sonidos
éstos concatenados con esos otros ruidos, rumores, etc., de los
pobladores humanos que por el ámbito vuelan o permanecen y que el
investigador, colocado como se pudiera imaginar en el mejor reducto,
que es el del tan próximo a lo autocadavérico –con propia carne
suya como alimento de moscas–, recoge. En capítulos dedicados a
los variados temas que por sus páginas desfilan pueden desarrollarse
personajes y sucesos como el del Enterrador, el del Orgón o energía
vital de Wilhem Reich, la mujer del Alguacil y la cantera, la higuera
y los dípteros, hombres de un mundo pautado afiebrados en el seno
del Club Recreativo, y así a lo largo de los 37 capítulos
antedichos por los que el lector va recorriendo tramos sinuosos y tan
curiosos; una ruta de sorpresivas situaciones que dan la alta medida
de un autor que presenta un panorama novelístico original,
sorprendente y de registros tan singulares que esa vida pueblerina
que aquí se nos muestra, ofrece tantos fulgores opacos que hacen que
este oxímoron esté presente en el ámbito todo y no sólo en las
páginas que leemos. Una novela, por cierto, tan rica en
insospechadas y tan gratas cadencias que hasta exigiría un estudio
en profundidad a la par que un lugar especial en la lista de buenas
obras que en la actualidad se publican.